Los seminaristas del SRM Cádiz y Ceuta ha asistido al encuentro con el Papa con motivo del 50º aniversario del Camino Neocatecumenal, junto a un grupo de hermanos de esta zona. Llegaron el jueves 3 de mayo por la noche a la capital italiana para instalarse en el hotel y pasar la noche. El viernes fue un día de visita por la ciudad, en el cual tuvieron la oportunidad de visitar la Basílica del Vaticano y dar un paseo por Roma.

El sábado partieron temprano hacia Tor Vergata, lugar del encuentro con el Papa Francisco. El total de participantes se acercaba a los 150.000, incluidos 19 cardenales y 90 obispos. El Santo Padre fue aplaudido por cada grupo nacional a medida que Kiko Argüello les mencionaba: unos 60.000 italianos, 8.000 españoles y otros tantos polacos, 7.000 de Estados Unidos, incluyendo también grupos pequeños de países con dificultades para asistir, como los 400 venidos de China o los 211 de Irak. Durante el encuentro en Tor Vergata, el Papa ha envió 34 “misio ad gentes”. Al entregar las cruces de las 34 misiones, el Papa les ha invitado a «amar las culturas y tradiciones de los pueblos, sin aplicar modelos preestablecidos. Será el Espíritu quien plasmará el anuncio según sus plazos y sus modos. Y la Iglesia crecerá a su imagen». También fueron enviadas comunidades en misión a 25 parroquias de las periferias de Roma. En la noche, el grupo celebró la Eucaristía en la Parroquia de San Tarcisio, junto a hermanos de EEUU, Japón, Australia, Ucrania, etc. y los propios hermanos de dicha parroquia. Después pudieron disfrutar de un estupendo ágape ofrecido por los hermanos que los acogieron allí.

El domingo tuvieron el gran placer de poder celebrar la Eucaristía en el altar frente a la tumba de San Pedro, en las grutas vaticanas. Después de esto, pudieron ver de nuevo el Vaticano y, posteriormente, las Basílicas Santa María la Mayor, San Juan de Letrán, Santa Cruz de Jerusalén, etc. Tuvieron el almuerzo en un restaurante de Roma y partieron hacia el aeropuerto, desde donde volarían hasta Sevilla contentos de haber participado en este memorable encuentro.
Sin duda, una gracia inmensa para todos nosotros.
Dios les conceda la perseverancia y santidad.
Un abrazo desde Roma antes de partir a la Ciudad de México.
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